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Las instituciones que estimularían la fiesta de los toros, serían las Reales Maestranzas de Granada, Zaragoza y Sevilla.

En Sevilla en 1722, se alza una plaza cuadrangular muy cercana al río.

No existen ninguna reglamentación ni tercios, ni reglas en aquel toreo.

Estas primeras cuadrillas de toreros, estaban compuestas por aventureros que ofrecían un espectáculo de violencia y sangre, aunque con gran gallardía y virilidad por su parte.

Había que tener en cuenta la sensibilidad del público bronco que asistía a verlos. Por contra, gustaba asistir a ver un espectáculo que consistía en la lucha de cuadrillas de desesperados contra una fiera.

La esposa de Felipe V, Isabel de Farnesio, se declaró enemiga de las corridas de toros y el rey de alguna forma, trató de inhibirse de la fiesta, evitando su presencia en la plaza de toros.

Lo más destacable, es el ejercicio de burlar a las reses a pié. Lo que realmente se admira es el valor, el riesgo desmesurado, el arrojo, etc.

 

 

 

El toro bravo se cría en diversas regiones. Cada cual, tiene una serie de características. El navarro, menudito fino de cabos. Algunos son toros encastados, terriblemente fieros, de acometida rápida y muy veloces a la hora de revolverse, auténtico terror de los toreros, pese a lo reducido de su tamaño.

En Castilla se criaba un toro de pesados movimientos, menos ágil, con un especial sentido de querenciarse -señal no precisamente de ser un toro bravo-, mientras, el toro aragonés era considerado listo y el toro andaluz representaba una abrancada alegre y pronta.

Con el tiempo se ha comprobado como con las cruzas, el toro ha ido cambiando su estilo, capas e incluso casta y bravura.

 

 

 

En aquellos tiempos sólo existían las plazas de toros de Madrid, Sevilla, Granada y Aranjuez.

La mayoría de las corridas eran celebradas en las plazas mayores de las ciudades.

Como a Felipe V, al Rey Carlos III tampoco le agradaban estos espectáculos, si bien, su esposa María Amalia sí se mostró interesada en la fiesta de los toros, quizás fuera porque ya entonces los toreros ponían gran empeño en cambiar la dureza del toreo, ofreciendo al pueblo un espectáculo más razonable.

El duo formado por Pedro Romero, símbolo del clasicismo y Pepe-Hillo, quién ya viene con esencias sevillanas, aporta a la fiesta unos matices ricos de colorido, de pasión y también de destreza.

 

 

El origen del toro de lídia es incierto. Después de aparecer la raza Bos Taurus que era natural de las pinturas rupestres aparecidas, apareció la raza brava venida de Egipto, algo más corpulenta que la anterior, de colores más oscuros, negro, retinto, colorado con cuernos robustos como le corresponde al toro de lídia.

A partir del siglo XVIII, se organiza la explotación del toro de lídia, con la finalidad de su dedicación a espectáculos taurinos.

El primer matador de toros que recoge en una Tauromaquia (1836) las condiciones que debe de reunir el toro de lídia, es Francisco Montes Paquiro.

Los espectáculos taurinos en España son: Corridas de toros, novilladas con picadores, novilladas sin picadores, rejoneo, becerradas, festivales, toreo cómico y festejos populares.

En las corridas de toros se deben de lidiar astados entre 4 y 6 años.

En novilladas con picadores, novillos entre 3 y 4 años. En los festejos sin picadores, reses entre 2 y 3 años.

El rejoneo, contempla el toreo a caballo de toros y novillos, según sean corridas o novilladas de rejones.

En las becerradas, deberán lidiarse machos de edad inferior a dos años.

Los festivales, en los que los actuantes intervienen en traje campero, contemplan el juego de reses despuntadas, es decir, se permite en ellos el afeitado.

 

A lo largo de la historia de la Tauromaquia han existido numerosas suertes de las cuales vamos a hablar, estas suertes son:

Lanzada a pié: Consistía en esperar el diestro al toro en tierra, con una lanza muy fuerte cuyo cuento estaba afirmado en un hoyo abierto en el suelo y la cual enderezaba al testuz de la fiera para que ésta, al acometer, se la clavase. Tuvo su mayor auge en el siglo XVIII y desapareció al siguiente.

Alancear: Consistía matar a los toros con lanza. Se usó por los caballeros españoles desde la Baja Edad Media hasta los siglos XVI-XVII, cuando comenzó a ser sustituida por el rejoneo. Además del valor demostrado su ejecución servía como ejercicio de adiestramiento para la guerra. Hay constancia escrita de su existencia en el siglo XI. Entre otros, la practicaron el Cid Campeador y Carlos I.

Salto al trascuerno: Es suerte consistente en saltar a los toros por encima del cuello, detrás de los cuernos, a la altura del cerviguillo.

Entre los matadores que destacaron en su ejecución podemos mencionar al califa del toreo Rafael Guerra Guerrita, que la utilizó a comienzos de su carrera.

Martincho: Consistía el salto Martincho o suerte conocida como Martincho, en saltar sobre el toro en el momento en que este humillaba para saltar el capote que pendía en una mesa, donde estaba situado el torero.

Salto de cacheta: Este salto consiste en saltar el torero de cabeza a rabo por encima, sin sujeción a reglas determinadas.

Salto de garrocha: Es la suerte más conocida, sus orígenes se remontan al comienzo del toreo en Navarra, Vascongadas y Francia y que se basan en las condiciones físicas.

Consiste en librar la envestida del toro valiéndose de una vara.

 

Podemos destacar varias suertes ya desaparecidas:

Bú: El torero, embozado en la capa y próximo al chiquero, citaba al toro, salvándose de ser corneado por los vuelos del capote.

Aragonesa: La aragonesa, lance llamado por Pepe-Hillo y Paquirro, de frente y por detrás, en sus respectivas tauromaquias, se dá como la verónica. No confundir con la Gaonera, lance de frente con el capote por detrás.

Tijerilla: Lance de frente que se realiza citando al toro con los brazos cruzados y deshaciendo el cruce al verificarlo.

Al alimón: Es un lance en el que los lidiadores, asiendo cada cual uno de los extremos del capote, citan al toro y lo burlan, pasándole la capa por encima de la cabeza.

En silla: Son las suertes que verifica el diestro sentado en una silla.

El teléfono: Uno de los adornos más conocidos entre los que fueron utilizados a mediados de nuestro siglo. El torero sujeta la muleta plegada en una mano y con el otro brazo flexionado apoya su codo en el testuz del toro, simulando que habla a través del citado aparato.

La mariposa: La mariposa es la suerte de correr la res abanicando con el capote a la espalda y dando la cara al toro.

Recibir: Consiste en que el diestro, se cuadra en el momento de matar, conservando esta postura sin mover los piés al dar la estocada.

 

TRAJE DE LUCESTORERO

El traje de luces del torero es bordado en oro, plata o azabache, con lentejuelas que procede del vestido de torear.

Actualmente se compone de taleguilla, medias, zapatillas, faja, chaquetilla, chaleco, camisa o camisola, tirantes, corbatín y montera.

Los trajes de luces pueden ser de diferentes colores, así como sus prendas, según

la tradición se mantiene que la faja y el corbatín sean del mismo color, las medias rosas y la camisa blanca.

El traje de luces procede del vestido de torear, que nace con el toreo de a pié y en sus inicios se basa, en dos materiales, una es la indumentaria de los caballeros del siglo XVII, y el cuero usado por los vaqueros.

El primitivo vestido de torear estaba compuesto por calzón y coleto de ante, correón ceñido y mangas atacadas de terciopelo negro, para resistir las cornadas.

 

LA PLAZA DE TOROS:

SU ORIGEN Y ESTRUCTURA

La Plaza de toros es el lugar cerrado y dispuesto para correrse o lidiarse toros.

Al principio fue la plaza principal de la población, que se acondicionaba para festejos taurinos.

Su forma era cuadrada. Más tarde sería una plaza octogonal y por último circular, construída sólo para festejos taurinos.

La plaza, tiene su centro donde se lídiam conocida como anillo, arena, cerco, o ruedo. Esta zona se encuentra limitada por las tablas, que incorporan burladeros. El piso llano es de arena, y se le denomina arbero o albero. Las dimensiones máximas del ruedo pueden alcanzar los 60 metros.

La plaza tiene además aquella zona donde se encuentran los espectadores y que se conoce como tendido.

Ruedo y tendido, se encuentran separados por el callejón.

Además en el resto de la plaza cuentan con diversos elementos como son los chiqueros, enfermería, guadarnés, patios de arrastre, etc.

 




PERSONAJES DE LA FIESTA

Además de los lidiadores, en el espectáculo taurino, participan también diversos personajes como son:

El alguacilillo: Sale ataviado, en algunas plazas con el traje de pana, capa, golilla, botas altas y sombrero con plumas.

El Asesor: Es la persona que aconseja al Presidente.

Barbero: Es la persona encargada de afeitar a los toros. Es decir, quién manipula sus astas.

Chulo: Es la persona encargada de abrir el toril.

Desollador: Tiene la función de despiezar las reses muertas.